domingo, 19 de diciembre de 2010

LA MORENETA


El humo de los cirios y el polvo han ido ennegreciendo, durante siglos, la imagen de la Mare de Déu del Castell, patrona de Cullera. Esa pátina oscura dio pie al nombre popular de la virgen, la Moreneta. Sin embargo, la figura no es tan bruna como la conocen los cullerenses.
La restauradora Berta Mañas Alcaide ha sido la encargada de retirar la capa de suciedad acumulada durante años y descubrir una virgen casi alba, más acorde al material con que está hecha: alabastro. No obstante, aunque la diferencia de color entre la talla antes de su llegada a la sede del Instituto Valenciano de Conservación y Restauración (IVC+R) en Castelló en junio y ahora es mucha, Mañas defiende que se trata de una «carnación oscurita». «Puede haber cambio en el tono de la cara, pero la virgen sigue siendo moreneta», dice.
La Mare de Déu del Castell, una talla datada entre finales del siglo XIV y principios del XV, se somete ahora a su primera restauración seria, de la que se encargan los técnicos del IVC+R. De un lado, Berta Mañas se ocupa de la figura de alabastro, mientras que Llanos Flores Madrona restaura los adornos y la orfebrería, añadidos a la imagen en el siglo XVIII. La intervención, subvencionada por la Conselleria de Cultura, cuesta más de 9.000 euros.
Un delicado proceso permitirá renovar el aspecto de esta imagen, fuertemente ennegrecida pero «poco deteriorada para su antigüedad», certifica Mañas. Radiografías, análisis de pigmentos, comparaciones con otras figuras similares e informes históricos posibilitarán, de un lado, elaborar un documentado estudio de la figura y poderla datar con exactitud, pero también restaurar la talla recuperando la mejor policromía antigua y mejorando las piezas rotas o dañadas, como explica el coordinador de Bellas Artes del IVC+R e historiador, José Ignacio Catalán Martí.
No recuperará sin embargo, su aspecto original. «Uno de los problemas de las esculturas es que siempre se han ido repolicromando, bien porque la pintura se deterioraba, bien por un cambio de gustos», explica Mañas. En la talla cullerense «se han llegado a contabilizar hasta 5 intervenciones más». No se conserva completa la policromía original, por lo que se respetará solo aquella de buena factura y que esté en buen estado, indica. Se mantendrá la desnudez del manto y el vestido de la virgen y del vestido del niño, solo decorados con estrellas doradas, a pesar de que en origen iban totalmente policromados. La imagen volverá al Santuario del Castell a finales de enero con toda su ornamentación, añadida a la talla en el siglo XVIII y que obligó a rebajar los picos de la corona.
Gracias a las radiografías realizadas se ha conocido la fragilidad de la pieza, que está horadada por tornillos, clavos y pernos. La talla presenta «roturas antiguas», asegura Mañas. La cabeza del niño se demembró y se unió de nuevo mediante un perno metálico, también la cabeza de la virgen está rota por dos sitios aunque ésta se soldó con adhesivo. La mano del niño y el osezno sobre el que reposa no son originales, aunque sí las garras de la bestia (que son de alabastro).

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